domingo, 14 de octubre de 2012

Gotas poéticas – Décima tertulia

Para su décima tertulia, Gotas poéticas les ofrece un nuevo espacio. En el café del Teatro Pablo Tobón Uribe, el próximo jueves 18 de octubre a las 6:30 pm, daremos continuidad  a nuestra programación mensual. La participación de Luis Fernando Macías da comienzo a esta etapa. Nuestro invitado es un escritor versátil, con obras que recorren los diferentes géneros. Queremos presentarlo como lo hizo María Mercedes Jaramillo en su artículo: Un escritor atento a sus circunstancias.



Luis Fernando Macías nació en 1957 en el barrio La Milagrosa de Medellín. Es profesor universitario, narrador, poeta y editor. A lo largo de su vida se ha desempeñado en múltiples trabajos alrededor de la literatura: fue director de la Editorial Universidad de Antioquia, fundador de la editorial El propio bolsillo, y en la actualidad es el director editorial de la colección Palabras rodantes, de Comfama y el Metro. Es, además, director de los talleres de creación literaria de la Universidad de Antioquia y de Asmedas, labor con la que contribuye a la formación de los nuevos escritores de la ciudad. Ha publicado ya muchos libros, entre los que se encuentran los libros infantiles La rana sin dientes, La flor de lilolá y Casa de bifloras; los libros de poemas Cantar del retorno, Los cantos de Isabel y Jardín del origen, las novelas Ganzúa y Gambito de rey aceptado, el Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff, El juego como método para la enseñanza de la literatura a niños y jóvenes y El taller de creación literaria: métodos, ejercicios y lecturas.

Su último libro, Gambito de rey aceptado, es una novela rica en matices y de una sorprendente estructura narrativa. De acuerdo con el escritor Evelio José Rosero, “no sólo puede interpretarse como una novela de visos policíacos, cuya trama, de creciente interés, va sobrecogiéndonos, sino una madura y severa indagación en torno a una realidad violenta, repleta de imponderables: las visitas de la muerte que ocurren o suelen ocurrir a cada vuelta de esquina en una ciudad ya acostumbrada a su hecatombe”.


Sentencia
Matamos a Dios
y se volvió rutina hablar de su cadáver.
Hasta los ingenuos bailaron
durante un siglo de carnavales
con Dionisos.
Pero ignorábamos
que, en las cenizas,
un feto de ave blanca,
 
de mercurio sublimado,
pulía órganos,
tejía plumas volátiles.
Y el albo amor
la música serena
coparon el recinto
del mundo.
¡Ebrios,
alienados,
no hemos visto
el nuevo vuelo transparente!
Entre el baile y la batalla
 
mueren
nuestros días.


Luis Fernando Macías