El pasado 18 de octubre, en conversación con Luis Fernando Macías, disfrutamos de las anécdotas y experiencias que rodean su vida como escritor. La presentación estuvo a cargo de Pedro Arturo Estrada.
Para Luis Fernando entrar al mundo de la literatura fue cuestión de elegir la puerta.
La voz del maestro produce en el alma del poeta un estado de fe. Hay algo revelador en ella. Rilke, en sus “Cartas a un joven poeta”, es ese orientador sincero, lector de alma y texto, con intervenciones precisas y silencios metódicos que su interlocutor Franz Xaver Kappus debe interpretar. Al hablarnos de Manuel Mejía Vallejo, como su orientador, nos hizo recordar a Rainer María. Simplemente porque Mejía Vallejo, cumplió ese papel en la vida de Fernando.
A los 16 años, Macías había envuelto con su mirada muchos de los episodios del barrio. Tenía tema y valor para atreverse a escribir. Fernando González se convirtió en el personaje a imitar. Estaba decidido, como su alter ego, a hacer un libro y lo logró en pocos meses. Algo de esa pasión de juventud, algo de la palabra del maestro y mucho de su capacidad y preparación se amalgamaron para construir su novela, Amanda está lavando, un texto que aún hoy, produce la grata recordación de quienes la leyeron y la mejor opinión de quienes la leen.
Con el tiempo el alumno se volvió maestro. Mucho ha escrito y leído desde entonces. Crecieron también sus intereses. Leyendo a León de Greiff percibió la exigencia de la obra. Era necesario dedicarle tiempo para dilucidar el mensaje de este escritor. Emprendió la tarea comprometiendo a sus alumnos. Ellos, en una minuciosa lectura, iban descubriendo las palabras. Luis Fernando se trazó un plan y apeló a los recursos. Los hijos de León contribuyeron con algunas historias detrás de las palabras y así le dio cuerpo a un libro cuyo objetivo es acompañar en la lectura de la obra: Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff.
Luis Fernando es poeta y esa noche nos hizo vibrar. Escribe para los niños y cuando se le observa en silencio, parece uno de ellos recreando su fantasía.
Queda mucho por contar de este escritor antioqueño, sobre sus logros y experiencias. Gotas poéticas es sólo un abrebocas para motivarlos en la lectura de los nuestros. Los invitamos a leer en la próxima revista de Gotas de tinta la presentación de Pedro Arturo Estrada, hecha desde el conocimiento de su trabajo y desde el sentimiento de amistad que los une.
* * *
Sobre Elkin Pérez Álvarez
El pasado 26 de septiembre Soledad Trujillo Vélez y Oscar David Mejía Mesa nos hablaron de la vida y obra del maestro Elkin Pérez Álvarez. Como alumnos e investigadores del tema nos dieron la oportunidad de acercarnos a una personalidad de gran valor en la música de nuestro país.
Elkin Pérez un hombre sencillo, músico por vocación y antioqueño de corazón, no solo dejó un método para aprender música, sembró entre sus alumnos la pasión por ella y devolvió la confianza a los menos hábiles.
Pérez era un hombre con cualidades para transmitir el conocimiento, era de esperarse de un ser humano de tal sensibilidad. La mejor anécdota de la noche la contó Soledad Trujillo: “Siendo aún muy niño escuchó a su padre interpretar el tiple por primera vez. La música lo impactó de tal manera que se desmayó”. Sin embargo Pacho cojo, como le decían a su papá, le aconsejó no estudiarla, porque…“Usted es sordo, mijo”.
El maestro nació en mayo 9 de 1942 en Entrerríos, hijo de zapatero y costurera. Fue el menor de cinco hermanos. Su padre era el tiplista del pueblo. Elkin fue trabajador de Fabricato, estudió comercio y música, a esta última se dedicó con pasión. Fueron sus maestros: Rufino Duque, Virgilio Pineda, Eduardo Gaviria y Georges Sakellius.
Oscar David Mejía y Sole Trujillo, hicieron eco de lo aprendido, nos contagiaron de su cordialidad. Y con la baraja rítmica nos pusieron en la disyuntiva de aprender, si en verdad estábamos dispuestos. Una versión más completa de la vida y obra del maestro, los premios obtenidos por el trabajo de investigación de estos tres estudiantes, cómo lo hicieron y por qué se quedaron truncas las ilusiones de llegar a Brasil, aparecerán en la próxima revista de Gotas de tinta.
